sábado. 15.03.2025
UNA GRAN PÉRDIDA

El Islam que nos espera 2

/ Ya no queda nada de aquella afable FEERI de Mansur Escudero

/ Lo que tenemos hoy es la antítesis de lo que propugnaba Mansur

/ Mansur Escudero defendió un Islam libre de contaminantes e impulsó un Islam moderno

/ Tuvo opinión cuando se le exigió y desgranó de manera clara el camino a seguir. Su voz se elevó siempre con coherencia y valentía

/ El tiempo, y a un alto precio, ha dejado claro que su muerte significó un traspié de incalculables consecuencias para los musulmanes de España

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Mansur, cedida webislam

No somos más que una gota en el mar, pero sin esa gota, el mar sería diferente, Teresa de Calcuta.

La gota de Mansur dejó una marca indeleble en la memoria de quienes le conocimos. Él era algo más que una simple pizca de agua en un mar sin playas, fue un faro de luz y de esperanza para quienes creían –y tal vez crean- en una humanidad enraizada en vínculos de respeto y consideración entre unos y otros, sin que el condicionante de la religión fuese impedimento para su logro y disfrute. 

Mansur no solo trabajó para defender a musulmanes, lo hizo para convencer de que gente buena hay en todas las sociedades y en todas las religiones, haciendo hincapié en que no podemos prejuzgar, juzgar, ni condenar a nadie, tan solo porque su Dios lleve otro nombre distinto al nuestro.

Y ese trabajo suyo lo realizó cargando con un enorme peso en su mochila: el peso de la incomprensión, del miedo, del rechazo de tanta gente que, bien por ignorancia, bien por la manipulación de algunos medios de comunicación o por manipulación política, caminan por la calle pensando que cada musulmán es un problema en potencia.

La realidad de los musulmanes en España no es muy diferente a la que le tocó vivir a Mansur. Las mejoras y los avances son inexistentes debido a una Comisión Islámica inoperante y a una FEERI navegando en nebulosas misteriosas y sin fin. Mansur fue firmante del Acuerdo de 1992, ya camino de 33 años. Dimitió en octubre de 2000

Y la gran pregunta es: ¿Qué logros y qué mejoras se han conseguido en ausencia de Mansur? La respuesta es elocuente: Nada, no hay nada. Y querrán hacernos ver que sí, pero no es cierto, y lo único cierto es que están ellos, con sus políticas pedagógicas de siempre, insensibles a la realidad. 

Hoy, una gran mayoría de musulmanes viven entre recelos e incomprensiones, debido, sobre todo, a la falta de actividad de una comisión islámica ineficaz  para entender e interpretar los tiempos sociales de cada época. Su falta de democratización interna, hoy apoyada por una FEERI sin criterio, impide conjugar una estructura de funcionamiento acorde con la situación a la que tiene que hacer frente la comunidad musulmana de España.

Uno de los grandes suspensos de la Comisión Islámica y de la FEERI es que nunca hicieron nada por la educación, tal vez porque su concepto de la misma se diluye entre esos cauces y ríos que corren por sus cabezas empantanados en ancestrales doctrinas religiosas. Jamás hicieron nada en formarse ellos mismos y en formar a la gente para distinguir entre esencia del Islam y todos aquellos aspectos culturales  importados de origen y que por su falta de acción para su desglose se interiorizan y exteriorizan como fundamentos de la propia doctrina islámica.

Nunca salieron de esas cavernas en las que la cultura de un país de origen y la esencia del Islam se mimetizan creando un  pensamiento y una forma de vida en la que lo revuelto se  convierte en cierto, trasladando al resto de la sociedad una imagen y un discurso asociado a la misma pleno en confusión y nada conforme con la verdad. No separar lo étnico y lo racial de lo que implica la doctrina del Islam es un gran peligro,  lo que ha contribuido al establecimiento de un relato impropio y ajeno a la esencia del Islam. Los muros de incomprensión existentes no serían tan inaccesibles  si se hubiera intentado esa coexistencia y ese Islam moderno que impulsó Mansur.

Los herederos de aquella FEERI de Mansur se han retroalimentado de discursos foráneos, de conceptos y de ideales contrapuestos a todo lo que habría significado trabajar por un Islam abierto a todos, transparente y sin mochilas de escuelas acotadas en pensamientos doctrinales de fabricación propia. La FEERI de hoy no es más que un recuerdo de lo que fue durante Mansur. La de hoy contiene misterio, penumbra, eco, ausencia de opinión y criterio para enfrentar retos actuales.

Y no solo la FEERI, la UCIDE es otro tanto, y de tal palo, tal astilla: la Comisión Islámica, cuya herencia para la comunidad musulmana de España no puede ser más frustrante y desoladora, amplifica que la realidad del Islam en España sea de una gran complejidad. De todo ello hay que pedir cuentas a quienes han ostentado las riendas de una comunidad que nunca fue partícipe ni tuvo conocimiento claro de lo que han hecho y vienen haciendo en su nombre todos estos gestores, muchos de cuales no alcanzan ni el graduado escolar.

Un poco de historia

Cuando en septiembre de 2016 Rachid Boutarbouch y Badar Hijra anunciaron la puesta en marcha de  una “Universidad Islámica” en San Sebastián muchos periódicos se hicieron eco de la noticia. Unos por su carácter novedoso; otros, porque el perfil de sus impulsores no era preludio de buenas nuevas.

Boutarbouch, considerado por muchos  medios un ferviente impulsor de la red de Justicia y Caridad, que había ocupado diferentes cargos en los entramados asociativos religiosos islámicos en la Región de Murcia, así como un destacado puesto en la Liga Mundial de Ulemas, fue el promotor principal del proyecto, secundado en todo momento por Badar Hijra, a la sazón presidente del Centro Islámico de San Sebastián.

Hijra, en declaraciones recogidas por el diario El Mundo, afirmaba que el proyecto “busca el fomento del diálogo y la convivencia entre distintas culturas para fomentar la integración con el desarrollo de actividades espirituales y culturales”. Por su parte, Boutarbouch,  manifestaba que  “la idea es contrarrestar con el conocimiento lecturas desviadas y corrientes extremistas”.

Por aquel entonces, Mounir Benjelloun, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, FEERI, declaraba no estar de acuerdo con que  hubiera una sucursal de una universidad extranjera en España, “porque la idea es que sea un islam adaptado a la vida en Europa. Aquí sabemos qué Islam necesitamos, abundaba el presidente de FEERI. 

Benjelloun se refería a que lo anunciado en San Sebastián era una filial de la Universidad Islámica de Minnesota, EEUU. El rechazo pasivo de Benjelloun llevaba encriptado el mensaje de que tales postulados podrían fragmentar su propia idea: el lanzamiento de un centro en Barcelona con características similares al de Boutarbouch, aunque matizando que sus “licenciaturas” se impartirían íntegramente en castellano y con una duración de cuatro años.

Benjelloun, en declaraciones recogidas por el diario El País el 16 de septiembre de 2016,  venía a afirmar que su aspiración era que las titulaciones  de la FEERI fueran reconocidas en España como la del resto de universidades. “Los musulmanes tenemos el derecho por los acuerdos a tener nuestros centros de estudios. Igual que hay universidades católicas, debe haber universidades musulmanas que se rijan por la ley española”, haciendo  referencia al Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España de 1992, cuyo artículo 10.6 establece que los musulmanes “podrán establecer y dirigir centros docentes […] así como Universidades y Centros de Formación Islámica”.

Por aquellas fechas el ya fallecido presidente de la Comisión Islámica, Riay Tatary, explicaba que la Comisión Islámica también barajaba “cuatro o cinco proyectos educativos”, que habían tanteado universidades  en Egipto y Líbano pero que no habían quedado convencidos. Tatary y Benjelloun coincidían en que el proyecto debía ser algo español, así como que los imames debían estar formados en la jurisprudencia española.  Tatary descartó la idea. No así Benjelloun.

Por aquellas fechas, Fernando Arias,  director de la Fundación Pluralismo y Convivencia, abogaba por una formación arraigada en España y desde una perspectiva de socialización en España. Arias era de la idea de que el proyecto no fuera exclusivo de la FEERI sino que naciera del consenso entre todas las organizaciones musulmanas. Una exposición razonable y coherente, propia de quien piensa en los demás.

Sin embargo, la solidez de Arias debió parecerle un absurdo a Benjelloun, quien año y medio después, en abril de 2018, se ponía manos a la obra y constituía una sociedad limitada bajo la denominación International Islamic University For Sciences (IIUS), con un capital social de 3.000€, y con domicilio social en la calle Ericas, 17, Murcia,  así compartiendo sede con la propia FEERI.

Seguirá

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