Un cambio de criterio que se produce después de 8 años de repudio proactivo. En la reunión del Consejo de Gobierno de la FEERI, celebrado el 8 del mes en curso, Benjelloun defendió la vuelta bajo el argumento de que había mantenido una "larga charla” con Adlbi, habiendo establecido ambos “nuevos puentes de entendimiento”.
Se presume que la reunión entre Adlbi y Benjelloun contó con el patrocinio de alguno de los poderes del Estado. La influencia extranjera preocupa a propios y extraños, así como para contrarrestar posibles actuaciones de “federaciones díscolas”, como pueda ser la de Catalunya, por ejemplo, cuyo máximo responsable, Mohamed Gaidouini, https://islamcat.org/la-estructura-de-la-cie-impide-la-participacion-mohamed-ghaidouni-miembro-de-la-comision-permanente-de-la-cie/ ya mostró en su momento su disconformidad con el modelo de gestión imperante en la CIE.
Esta decisión tiene lugar días antes de la celebración de la reunión de la CIE prevista para el día 13 de julio de 2024 para la elección o reelección del presidente para los próximos 4 años, y en la que ya se da por segura la presencia de los miembros de FEERI para hacer piña junto a Adlbi.
El que fuera un golpe de impacto en su rechazo a la CIE en 2016 no debió producirse nunca, pues los años de ausencia, casi 8, han perjudicado a todos los ciudadanos musulmanes de España. Hace mucha falta que la CIE y sus nuevos apoyos sumen proyectos reales en beneficio de su comunidad y en beneficio de la sociedad española en general.
Existe un gran desconcierto y el clima no es nada propicio para generar expectativas de un mejor desenvolvimiento en una época en la que las RRSS se han convertido en verdaderos púlpitos religiosos con imames dando sermones con logos de marcas comerciales en sus atuendos, y en las que proclamar la fe se ha normalizado de una manera extraordinaria. Se hace necesario combatir todas esas cosas mediante programas de concienciación colectiva, pues la sociedad exige comportamientos distintos y acordes con los valores dimanantes de la condición de ciudadanos libres e iguales.
Proclamar la fe y explotar sus fundamentos en RRSS y otros espacios inadecuados no refuerza los cimientos del Islam ni mejora las condiciones de vida de quienes promueven tales acciones; antes bien, las debilitan por su insustancialidad y porque sencillamente el resto de la sociedad ni lo pide ni lo necesita.
Los años perdidos por FEERI y CIE han supuesto un obstáculo mayúsculo al desarrollo de los derechos recogidos en el Acuerdo del 92 y en la práctica de transparencia, superación y colaboración de las actuaciones llevadas a cabo por la CIE, envalentonada desde entonces ante la ausencia de una oposición crítica y directa.
Los avances que se presentan pueden contarse con los dedos de las manos, más propios de un serial de sobremesa que de una exposición digna que justifique los muchos millones de euros recibidos y de los que se sabe poco.
32 años después, las reyertas internas sedientas de poder y control de esa comisión han devuelto a los musulmanes al punto de partida inicial. Todo queda por hacer; desde el primero hasta el último, ningún artículo del Acuerdo se disfruta con plenitud.
El sábado 13 de julio de 2024 los miembros de la Comisión Permanente tendrán ante sí la delicada misión de nombrar un presidente para la CIE, y éste asumir con responsabilidad la tarea aceptada. Que así sea para que el próximo año no tengamos que decir, como decimos refiriéndonos al año anterior: “nada que celebrar”.