La pugna por el control de la entidad avocó a una presumible alianza entre federaciones con el fin de levantar un cordón sanitario ante posibles afrentas no deseadas. Con todo, la irrupción de FEMCOVA, FIDA y FIVASCO con una vocalía cada uno en la CP, así como la salida de FAICE y FCMAE no deja de ser un acto simbólico de condescendencia. Incluso los 3 - que no 4- puestos obtenidos por la FEERI en la CP y 2 en la Junta Directiva, no consiguen inclinar la balanza hacia cambios sustanciales.
FIVASCO tiene la venia de ocupar un asiento al mismo tiempo que se le arrebata a FCMAE y FAICE; un cambio de piezas en el tablero que escenifica el pago de lealtades y depuración de otros. Por su parte, UCIDE, la federación dominante se ha deshecho de 2 de sus figuras incómodas: Mohamed Hatem, su extesorero y Fawas Nahhas, delegado territorial de CIE en Aragón, ambos miembros de la junta directiva de UCIDE y de la CP de la CIE hasta la semana pasada. Dos sujetos que han sido protagonistas de investigaciones policiales por presunta pertenencia y financiación de organización terrorista el primero y por alentar al terrorismo yihadista en un centro penitenciario de Aragón el segundo.
Los 15 votos obtenidos por su presidente blanquean sin pudor a un presidente bajo sospecha policial. Más allá del efecto efervescente que ha suscitado el regreso de FEERI, así como la rotación de otras 2 comunidades, la mayoría de los musulmanes solo perciben desilusión e indiferencia bajo la cúpula de la CIE.
Quienes se anticipan a ver - y crear fantasmas- donde no los hay tan sólo se divierten con las expectativas de la gente quienes, una vez más, se resignan a 4 años más de una representación e interlocución desoladora y estéril, que continuará marcada por escándalos judiciales y disputas internas.
Como quiera que los pesos pesados de la CIE permanecen anclados en prácticas del medievo, despotismo y exclusión, la posibilidad de un reparto equitativo de los cargos más allá del cómputo numérico y no de las propuestas y calidad de trabajo de las comunidades, la CIE seguirá erigiéndose como el principal obstáculo para el desarrollo del Acuerdo del 92 y la mejora de la calidad de vida de los musulmanes en nuestro país.
La mejor opción ante el desastre latente de la CIE consiste en su erradicación, de modo que todos ciudadanos, con los derechos y deberes que promulga la Constitución. Con este sistema se acabaría con este lastre que lleva 32 años beneficiando solo a unos pocos y que ha dejado a los ciudadanos musulmanes en su punto de partida. La CIE ni sirve ni es conveniente, ni para los musulmanes ni para los ciudadanos españoles en general. Es un disparate y un dispendio económico que debe acabar porque es irrelevante e inútil en su naturaleza.
No siendo eso poco, hay periodistas que intentan lucirse alentando un mayor desarraigo entre las distintas comunidades establecidas en España, publicando artículos sin base racional ni documental, así como que construyen amenazas fantasmas provenientes de Marruecos y que según sus "razonamientos particulares" tienen como objetivo el control de la CIE, siendo la realidad otra bien distinta.
Hay que levantar las manos al cielo para que este tipo de actitudes cesen y que la objetividad periodística sea el denominador común en todas las publicaciones que tengan como protagonistas a ciudadanos musulmanes, independientemente de su nacionalidad, y que los arrebatos de rechazo contenido y que los trazos islamofóbicos in crescendo desaparezcan de la faz de este país, de modo que los musulmanes puedan vivir su fe de manera serena y sin que nadie les someta a estudio microscópico.
Amen