Sería del género idiota pensar que de la reunión de presidentes autonómicos iba a salir algo de provecho para los inmunizados españoles que asistimos al esperpéntico espectáculo-vodevil con el que nuestros políticos nos deleitan a diario. Ojo, si es que a eso se le puede llamar reunión, ¿verdad?, porque más bien fue un plagio de cita de bandas enfrentadas que quedan un sábado por la noche para inflarse a palos. Apoyo por tanto, que lo más sensato que he escuchado últimamente es eso de que “nos toman por gilipollas”, oportuno resumen esbozado por el alcalde de Madrid en referencia al tragicómico show “Leire Díez”, exabrupto perfectamente aplicable a este otro tinglado.
Que España haya pasado de 700.000 empleados públicos del inicio de la democracia a los cerca de 3’5 millones que tenemos en la actualidad y “pagamos todos”, o que el amigo Pedro Sánchez haya creado 200 nuevos altos cargos y casi 600 puestos más de asesores desde que gobierna y que “pagamos todos”, no vaya usted a creer que ha servido para que los españoles nos sintamos más protegidos y mejor atendidos, tema que merece exclusiva opinión. Ni siquiera que las 17 autonomías supongan el mayor desfase presupuestario que nación democrática desarrollada haya contemplado en el último medio siglo y que “pagamos todos”. ! Que va ¡para lo que ha servido es para dos cosas no menos alucinantes: para que esta generación viva infinitamente peor que las de nuestros padres, asfixiada por unos impuestos y unos precios que reviven todos los miedos posibles, y para que se reúna este colectivo de trajeados analfabetos, para no ser capaces de ponerse de acuerdo ni siquiera en el idioma a utilizar con el que faltarse al respeto, primero a ellos mismos y después a todos los españoles. Ya ni disimulan. ¿Se acuerda usted cuando con un sueldo vivía una familia y hasta se podían hacer con la propiedad del inmueble?...
He leído y escuchado opiniones en ambos sentidos, que si hay que respetar las lenguas minoritarias, que si... Mire usted, mi aplauso a la única persona que parece no haber perdido el sentido común, Isabel Díaz Ayuso. O sea, todos hablándose en español con normalidad mientras se saludan y se transmiten sus correspondientes chorradas, pero se ponen gallitos cuando les enfocan las cámaras para hablarse en euskera y catalán y que así puedan secundarles sus minoritarias parroquias. Por no hablar del gasto de 12.000 euros en el capricho de los pinganillos y los traductores, a lo que hay que sumar porque no lo ha contado nadie, el pastizal que habrá costado organizar el evento y que hasta allí se desplacen 17 presidentes autonómicos, 12 ministros, el presidente, el rey y todas sus cohortes. Y todo para que quede como único recuerdo que casi se pegan la Ministra que llama asesina a la Presidenta, y que esta se salga de la sala para no escuchar la falta de respeto de dos presidentes autonómicos, que hacía diez minutos hablaban en perfecto español a todo el mundo. El gran éxito de Pedro Sánchez es que PP y VOX no sean capaces de entender que con Díaz Ayuso como candidata de la derecha, se acabaría la pesadilla de este psicópata devenido en autócrata, y serio candidato a convertirse en dictador. No seré yo quien intente evitar su profundo asco hacia esta deleznable casta política que nos toca soportar.
¿Recuerda usted alguno de los 16 puntos que se han debatido en esa reunión? Correcto, ni usted ni nadie recuerdan nada que no sea lo ya explicado. Pero todos, con un mínimo de memoria, vomitamos sobre el nuevo intento de Pedro Sánchez de colar por tercera vez en menos de dos años, otra mentira sobre la vivienda para que los anestesiados que le votarán aunque se dedique a matar ancianitas, puedan tener un argumento para su defensa. Dijo el ínclito hace 22 meses, junto a la firmeza de que la amnistía era inconstitucional, que si gobernaba construiría 180.000 viviendas, ¿lo recuerda? Dijo hace menos de un año, en uno de esos mítines en los que se viene arriba que, crearía una empresa nacional de la vivienda, ¿lo recuerda? Lógico que ahora le tocara sacarse otro conejo de la chistera, con la promesa de triplicar el gasto nacional de un gobierno que “no tiene presupuestos” para construir vivienda pública. Eso sí, yo invito pero tú pagas: el Estado pondría el 60% y las CCAA el otro 40. Qué lejos quedan aquellas cuatro millones de viviendas sociales que levantó Franco entre 1961 y 1975 y que los españoles consiguieron pagar entre 8 y 10 años. ¿O será otro bulo de esos que dicen que la derecha se saca a diario para enfangar la vida social? De aquellos lodos, estos fangos, ahora tenemos una maravillosa Ley de Vivienda que desprotege al propietario, facilita la entrada al okupa y despenaliza al inkiokupa. Y todavía tenemos los santos bemoles de decir que es el turismo, primera industria nacional en ingresos y puestos de trabajo, el culpable de que hayan desaparecido las tradicionales viviendas de alquiler convencional. Es brutal.
- “Qué lejos quedan aquellas cuatro millones de viviendas sociales que levantó Franco entre 1961 y 1975 y que los españoles consiguieron pagar entre 8 y 10 años. ¿O será otro bulo de esos que dicen que la derecha se saca a diario para enfangar la vida social?”
Y lo peor de todo, es que siguen habiendo demasiados españoles y muchos medios de comunicación que siguen comprando esta mercancía, grandes culpables a los que, si conseguimos salir de esta vorágine antes de convertirnos en la Venezuela europea, habrá que pedir explicaciones en sede judicial. La educación es el primero de los ámbitos que habría que corregir y enderezar, pues saben bien como buenos comunistas que conocen su propia historia, que sin ella se adormece, adoctrina y controla a esa juventud adormecida detrás del chino tik tok y el cancerígeno vapeo, pero lejana a la peligrosa tela de araña que le están creando. Una generación, la española, que lidera la pobreza infantil en Europa con uno de cada tres niños en riesgo de exclusión social y con la tasa en continuo crecimiento. Disfruten lo votado.
