La polémica suscitada por la charla de Adlbi en la mezquita Al Huda de Algeciras, anunciada para el viernes 27 y luego aplazada para el domingo 30, ha contado con participantes inesperados
Mounir Benjelloun y Mohamed Kalem, presidentes de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, FEERI, y la Federación Española de Musulmanes de España, FEME, respectivamente, dejaron patente su obediencia al actual presidente de la Comisión Islámica de España, CIE, durante su visita a Algeciras. El primero, mediante intervención en línea; el segundo, poco importa el modo.
Desde que se anunció la visita de Adlbi surgieron voces contrarias a su presencia en Algeciras. El delegado de FEERI en Algeciras y Campo de Gibraltar, Dris Mohamed, fue el precursor de una campaña contraria a la visita de Adlbi.
Artículos en prensa y un vídeo en el que Mohamed desgrana las razones por las que no estaba de acuerdo con el acto anunciado, siendo la más prominente la condición de investigado de Ayman Adlbi por la Audiencia Nacional por presunta colaboración con grupos terroristas, produjo airadas respuestas por parte del equipo del presidente de la Comisión Islámica de España, CIE, así como por parte del presidente de FEERI, quien no dudó en desautorizar a su delegado en la zona quien, en sus diversas comparecencias ante los medios deslizó su condición de miembro de la FEERI, lo que se interpretó como un posicionamiento oficial de la Federación en el asunto, algo de lo que se encargó de desmentir el propio presidente de la entidad, tanto que aceptó participar en la charla de Adlbi, así dando fe de su posicionamiento contrario a lo que hasta ese día había manifestado su delegado en la ciudad de Algeciras y Campo de Gibraltar.
Existe constancia de que Benjelloun remitió a su delegado un mensaje en el que mostraba su desacuerdo con la forma en la que éste había manejado la cuestión y en el que le recordaba que FEERI posee voz propia para esos temas.
Ayman Adlbi, presidente de CIE y de la Unión de Comunidades Islámicas, UCIDE, decidió que había que llevar a término las jornadas anunciadas. De este modo, y como señal de poder, anunció la presencia en la conferencia de sus delegados radicados en distintas zonas de Andalucía, incluso miembros de su junta directiva, para añadir que en la misma iba a intervenir el presidente de FEERI y que se iba a contar con la presencia del presidente de FEME. Todo un movimiento de su unidad mecanizada para contrarrestar el agravio producido por Dris Mohamed.
El asunto de Algeciras no es baladí, pues contiene elementos que vienen a confirmar la profunda crisis y la enorme nebulosa que afecta al colectivo musulmán de España.
El paso dado por Benjelloun alineándose con Adlbi tal vez busque la tan ansiada armonía entre las diferentes federaciones, aunque llegados a este punto Benjelloun no debe olvidar su antaña cesión, aquella que le produjo alejamiento y destierro, así como arrepentimiento supremo. Por otro lado, desautorizar a un delegado no puede traducirse en silencio, tal como acostumbra la FEERI, pues dicha acción entraña cierto componente de censura y de recorte a sus funciones en su demarcación, algo que puede producir inquietud e incertidumbre en el resto de los territorios en los que FEERI tiene representación. La libertad de acción de los delegados de FEERI, de la que presume siempre Benjelloun, es simple utopía.
Sorprende la acción de Benjelloun. Salió decepcionado de su vuelta a la Comisión Permanente de la CIE, sin embargo, ahora acepta ceder la cabeza de uno de sus delegados a cambio de no se sabe qué.
Fue el propio Benjelloun quien, en aquel aciago marzo de 2021, manifestó públicamente que la detención de Aldbi perjudicaba de manera extraordinaria la imagen de todos los musulmanes de España, que los actos protagonizados por representantes de ambas entidades -CIE y UCIDE- revestían tal gravedad que “merecían unas claras, exhaustivas y serias explicaciones, así como la asunción de responsabilidad por parte de todas las personas implicadas apartándose de sus cargos en tanto en cuanto continuara abierta la investigación y, por supuesto, un debate abierto y urgente con todas las entidades miembros de la CIE para acordar un código ético interno de la misma”. La detención del presidente de la Comisión Islámica hace estallar la guerra larvada entre los musulmanes españoles (religiondigital.org.
Los musulmanes, y la opinión pública también, continúan esperando explicaciones o algo que se le parezca más allá de los balones fuera que en su día proclamara el presidente de la CIE y UCIDE, como los vertidos ante la detención de uno de sus más íntimos colaboradores: “creemos que esta actuación policial y judicial es altamente errónea y extremadamente alejada de la justicia”.
Puede que Benjelloun intente en su descargo de culpa argumentar la búsqueda de la cooperación con CIE y UCIDE como así ha confesado a sus colaboradores, pero no es suficiente. La colaboración tiene que sustentarse sobre bases sólidas y ratificadas de forma pública. Cualquier otra cosa, como es el hábito de estas personas, confunde y se diluye en consecuencias negativas para el colectivo. 32 años después, siguen igual.
Benjelloun se equivoca. Una nota de prensa habría bastado para fijar su posición ante la situación suscitada en Algeciras y evitar así la enésima humillación a la que viene siendo sometido por CIE y UCIDE, tanto a nivel personal como cabeza visible de una entidad que cada vez resulta más irreconocible. Su rendición incondicional a CIE y UCIDE produce un resquebrajamiento en la línea de flotación de FEERI, ya de por sí sumida en una grave crisis de identidad y sin propuestas para dar solución a los muchos problemas que afectan a los ciudadanos musulmanes de España.
En todo este asunto, Benjelloun es quien peor parado sale. Su delegado en la zona no es más que una víctima de sentimientos incontrolados y de una organización fantasma cuyo mejor criterio se ha desvanecido por completo.
La diferencia entre lo dicho por Benjelloun en junio de 2021 y lo manifestado por Dris Mohamed en estos días estriba en que este último habla desde el hartazgo y la falta de plasticidad en sus planteamientos, no así Benjelloun, que prohíbe a otros lo que para sí permite, pero tanto uno como otro se manifiestan desde la opción de la verosimilitud y la mera posibilidad fundada, con el añadido de que en ambos casos existe el factor de la racionalidad, consecuencia producida por unos hechos que sí han tenido lugar.
Ayman Adlbi y sus tenientes podrán decir que salieron indemnes del choque de Algeciras cuando de lo único de lo que pueden hacer gala es de una práctica absolutista en su modo de proceder. No así Benjelloun, tampoco la FEERI; menos aún, los musulmanes de España, quienes siguen obligados a soportar tanta disputa y tanta ansia de poder.
Tal vez algún día salgan a la luz las razones, hoy inconfesables, por las que Benjelloun decidió complacer a Adlbi, incluso a costa de sacrificar a uno de los suyos. Nada puede ocultarse de por vida.
Tanto él como todos los que se dieron cita en el cónclave de Algeciras, tienen razones y motivos más que suficientes para dimitir y dejar paso a quienes pasaron por los mejores campus, aquellos que enseñan cómo expresar ideales elevados y conceptos útiles para los humanos.