domingo. 23.11.2025
CEUTA BAJO LA BATUTA DE LA MANDUBÍA DE RINCÓN

La Mandubía, cuento y verdad (2 de 2)

Lo legal no siempre es lo correcto

/ “Se hace necesario abordar un enfoque innovador de la Da´wa (predicación) capaz de seguir el ritmo de la actualidad mundial y de responder adecuadamente a las aspiraciones de la nación islámica”, Ahmed Toufiq, ministro del Habus y Asuntos Musulmanes

/ La  realidad que expone el ministro se hace más notoria en Ceuta, ciudad que alberga diferentes credos y culturas, y en las que el respeto al diferente es vital y debe permanecer inalterable

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Desacuerdo

No son pocos los ciudadanos musulmanes que están en desacuerdo con los métodos utilizados por La Mandubía  a la hora de  administrar las mezquitas y otros lugares de culto en Ceuta.

Una de las muchas es que se ha despojado a las mezquitas y otros lugares de culto de una de sus mejores cualidades, que no es otra que la de su propia naturaleza: servir de espacio para reforzar vínculos humanos, intercambio de ideas, punto y posada para la búsqueda de orientación cuando la vida agita y retuerce a las personas, ofreciéndoles refresco y reposo para seguir viviendo.

Históricamente las mezquitas fueron punto de encuentro en los que se reafirmaban los lazos sociales y de hermandad en torno a una misma fe.  Esa cualidad permitió e impulsó grandes ideas y grandes e ilustres sabios. En este aspecto, Ceuta  puede decir mucho.  Posiblemente porque las mezquitas eran libres y se ofrecían a la iniciativa individual como lugar de reflexión y pensamiento.

Hoy día el corsé de los horarios y la falta de espacios debidamente atendidos impiden el emprendimiento hacia el conocimiento y el descubrimiento de mentes brillantes, estimulados por la fuerza de la fe, el espíritu y el alma.

Las mezquitas son también un magnífico sanatorio para aplicar terapias con que enderezar rumbos de conductas desviadas y perniciosas para el conjunto de la sociedad.  Enseñar lo básico  -y lo no tan básico-  favorece un mejor comportamiento social y ayuda a una mayor cohesión social, siendo la primera consecuencia un mejor respeto hacia quien es igual y hacia el diferente.

Los puentes construidos por La Mandubía con Ceuta  durante todos estos años no reflejan una comunidad musulmana mejor. Se ha mantenido distante de sus problemas y preocupaciones, centrándose únicamente en fijar horarios, ceses y nombramientos de imames y sus ayudantes.  No ha propiciado un entorno para un mejor desenvolvimiento espiritual  ni ha favorecido una mejor comunicación entre la comunidad musulmana y La Mandubía.   

Esa desatención la han aprovechado quienes viven despreocupados del trabajo y la cultura del esfuerzo. Ahí están las ingentes cantidades de dinero que de forma tan alegre concede el Gobierno ceutí a las muchas asociaciones musulmanas de la ciudad.  Muchas de ellas destinadas, en teoría, a la mejora de las mezquitas, situación que se da desde 2018, pero a las que nunca llegó nada.  Desde 2018 a 2025/26 la Ciudad Autónoma de Ceuta destinó a las organizaciones musulmanas más de 1.800.000 euros.  Las mezquitas no han visto un céntimo  de ese dinero. La Mandubía nunca hizo nada por  reclamar lo que legal y moralmente estaba destinado a esos lugares de oración.   La inacción de La Mandubía en este contexto es de una gran  magnitud y  exige un replanteamiento desde el Ministerio que dirige el ministro Toufiq.

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La Mandubía, cuento y verdad (2 de 2)