Nueva guía de sanidad mortuoria
* Ofrece un enfoque renovado, centrado en la dignidad de las personas fallecidas, la protección de la salud pública y la garantía de derechos culturales y religiosos
* Se incorporan medidas específicas para facilitar prácticas funerarias acordes con la pluralidad religiosa
* Asienta las bases para la futura elaboración de un real decreto que actualice el Decreto 2263/1974, dando solución entre otros aspectos a la posibilidad de inhumación “directamente en tierra por razones religiosas”
El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, con la colaboración de las comunidades autónomas, ha aprobado la “Guía para el fortalecimiento de la sanidad mortuoria en España”, una herramienta que tiene como objetivo armonizar la regulación y los procedimientos post mortem en todo el territorio nacional.
Se trata de un documento técnico de carácter orientativo, no normativo, que proporciona criterios comunes, buenas prácticas y recomendaciones para mejorar la organización y prestación de los servicios mortuorios desde una perspectiva de salud pública.
La guía parte de un análisis de la situación actual de la sanidad mortuoria en España, caracterizada por una alta heterogeneidad normativa entre comunidades autónomas. Estas diferencias afectan a aspectos clave como los requisitos de inhumación, los plazos y autorizaciones para los traslados, la gestión ante fallecimientos en contextos de emergencia sanitaria, o la aplicación de medidas de bioseguridad.
Con el fin de atender el ejercicio del derecho a recibir sepultura digna sin discriminación por motivos religiosos (artículo 2.1 b) de la Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa), en la revisión de la Guía se han tenido en consideración diversas recomendaciones y sugerencias con objeto de respetar en la medida de lo posible ritos funerarios de las confesiones religiosas y sus diferentes peculiaridades, de acuerdo a las necesidades planteadas o reconocidas en distintos foros y normativas
Dimensión cultural y respeto a la diversidad religiosa
Uno de los principales aportes de la nueva guía es la incorporación de un enfoque transversal de respeto a la diversidad religiosa y cultural. Por primera vez, un documento técnico estatal en sanidad mortuoria aborda de manera explícita la necesidad de compatibilizar los procedimientos funerarios con las convicciones y prácticas de diferentes comunidades religiosas presentes en España.
Entre las medidas propuestas.
- La flexibilización normativa para facilitar el cumplimiento de prácticas tradicionales propias de diversas confesiones religiosas, como la inhumación en un plazo breve tras el fallecimiento, el uso de sudarios en lugar de féretros, o la orientación del cuerpo según los preceptos de cada fe. Estas prácticas se consideran legítimas siempre que se desarrollen dentro de un marco de garantías sanitarias suficientes, en coordinación con las autoridades de salud pública y los servicios funerarios.
Los cadáveres se inhumarán dentro de un féretro común, si bien los cadáveres del grupo III se podrán inhumar directamente en tierra por razones religiosas, teniendo en consideración los requerimientos de cada Comunidad Autónoma en relación con las características del terreno y una vez valorados los aspectos higiénico-sanitarios en cada caso (Punto 8.1)
- La promoción de la formación específica y continuada del personal sanitario, funerario y administrativo en aspectos relacionados con la diversidad religiosa, cultural y étnica, así como en habilidades de comunicación y acompañamiento respetuoso a las familias. Esta capacitación busca prevenir conductas discriminatorias, mejorar la atención en momentos de duelo y garantizar una gestión sensible y humanizada de los procesos post mortem.
- La elaboración y actualización de protocolos adaptativos para situaciones de emergencia sanitaria, catástrofes o fallecimientos múltiples, que incorporen la variable cultural y religiosa como elemento relevante. Estos protocolos deben contemplar alternativas viables para cumplir con los ritos esenciales de cada comunidad, incluso en contextos de alta presión sanitaria, garantizando siempre la protección de la salud pública y la dignidad de las personas fallecidas.
Además de su dimensión ética, la guía propone medidas técnicas para mejorar el sistema, actualización de protocolos y coordinación interinstitucional que mejoren la respuesta integral y articulada ante cada fallecimiento.