BARÓMETRO SOBRE RELIGIÓN Y CREENCIAS EN ESPAÑA

BREC, una nueva fuente para estudiar la religiosidad en España

/ El Barómetro sobre Religión y Creencias en España viene a cubrir algunas de las debilidades que las encuestas disponibles hasta el momento presentaban a la hora de conocer el estado y la evolución de la sociedad española en materia religiosa

A falta de registros administrativos que recojan información sobre el tema, hasta ahora el estudio estadístico de la realidad religiosa en España ha sido posible fundamentalmente gracias a distintas encuestas de opinión, tanto nacionales como internacionales. Posiblemente una de las más mencionadas y conocidas en nuestro país sean los barómetros mensuales que publica el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Efectivamente, en ellos se pregunta a los entrevistados cómo se definen en materia religiosa y, entre los que se consideran creyentes, con qué frecuencia asisten a servicios religiosos.

La principal fortaleza de los barómetros del CIS radica en la posibilidad de analizar la evolución temporal de estas preguntas desde 1979, año en el que se publicó el primer estudio de la serie. Un vistazo rápido permite confirmar el proceso de secularización experimentado por la sociedad española en las últimas cinco décadas. Si en 1979 un 90,8 de los españoles mayores de edad se identificaba con una confesión religiosa, en noviembre de 2025 la cifra era del 57,6%. De la comparación también se desprenden otros dos resultados: que la práctica religiosa ha caído y que los creyentes de otras religiones distintas a la católica han crecido, aunque de manera moderada.

Más allá de estas conclusiones, describir la religiosidad en España a través de los barómetros del CIS solo nos permite pintar con brocha gorda un paisaje donde los matices desaparecen. En primer lugar, hay que recordar que la encuesta está dirigida únicamente a personas con nacionalidad española, lo cual implica dejar fuera en estos momentos a aproximadamente un 15% de la población que reside en nuestro país. Esta ausencia no es inocua para el tema que nos interesa, más bien al contrario. La mayoría de las personas extranjeras que residen en España proceden de regiones donde el nivel de religiosidad es más alto. Al excluir a los extranjeros, la cifra real de creyentes y la diversidad religiosa en el conjunto del país queda parcialmente oculta en los barómetros del CIS.

Por suerte, existen otras encuestas de opinión que sí recogen información de una muestra representativa de toda la población residente en España. El propio CIS ofrece en su banco de datos diversos estudios de esta naturaleza y con información puntual sobre las creencias y la práctica religiosa. Un buen ejemplo de esto es la Encuesta Social General Española (ESGE). Según la última edición, realizada en 2024, un 62,7% de las personas mayores de edad que viven en nuestro país se identifica con alguna confesión religiosa, el 8,5% de una distinta a la católica. Otros estudios similares que, además, nos permiten comparar los resultados con los de otros contextos nacionales son, por ejemplo, la Encuesta Social Europea o el Estudio Europeo de Valores.

Sin embargo, este tipo de encuestas se han diseñado con el objetivo de explorar diversos temas. En sus cuestionarios pueden incluir alguna pregunta puntual relacionada con la religiosidad de los entrevistados, pero no profundizan en materia religiosa y por ello limitan las posibilidades de comprender el fenómeno en toda su complejidad. Hasta ahora, la principal encuesta que permitía explorar la religiosidad en España era el estudio desarrollado por el International Social Survey Programme (ISSP), una iniciativa que se remonta a los años ochenta del pasado siglo y que actualmente continúa en funcionamiento.

VENTAJAS DEL NUEVO BARÓMETRO

El pasado mes de noviembre se hizo oficial el Barómetro sobre Religión y Creencias en España, una herramienta diseñada para estudiar el fenómeno religioso en nuestro país. Pero si ya disponíamos del ISSP, una encuesta que aborda de manera particular la cuestión religiosa, ¿hasta qué punto era necesario crear este nuevo barómetro? La propuesta del BREC no nace de un error de cálculo, sino de la importancia de mejorar lo que ya teníamos. La ISSP es una buena herramienta, pero arrastra limitaciones importantes que el BREC viene a superar.

Una de ellas atañe a la periodicidad. El citado programa internacional dedica cada uno de sus estudios anuales a explorar ampliamente un tema concreto. El fenómeno de la religión se planteó por primera vez en 1991, aunque en aquel año no se recogieron datos para el caso español. La siguiente vez fue en 1998, esta vez sí con la participación de España. Desde entonces el tema religioso se ha cubierto en otras dos ocasiones, en 2008 y 2018. Deberemos esperar a 2028 para tener nuevos datos sobre el tema. Como cualquiera imaginará, la sociedad española de 2028 habrá cambiado con respecto a la de 2018. En un periodo de tiempo de diez años suceden eventos de enorme calado que pueden impactar en las creencias y prácticas de las personas (la pandemia por Covid-19 o los conflictos bélicos internacionales, por poner dos ejemplos). Desconocer las transformaciones en materia religiosa a lo largo de toda una década constituye una clara dificultad para su estudio.

El Barómetro sobre Religión y Creencias en España es una iniciativa impulsada desde la Fundación Pluralismo y Convivencia (FPyC), organismo adscrito al Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. El BREC se ha desarrollado dentro del II Plan Nacional de Derechos Humanos y tiene como propósito replicar el estudio cada dos años. La segunda edición del Barómetro está garantizada para 2027 y se aspira a mantener esa periodicidad bienal en el futuro. Resulta evidente la ventaja que supone para la investigación y el análisis disponer de información tan actualizada sobre un fenómeno en constante transformación. Captar lo que está sucediendo es básico tanto para comprender el fenómeno en su totalidad como para poder actuar sobre él.

Otra de las limitaciones del ISSP tiene que ver con su tamaño muestral. En su última edición de 2018, el número de entrevistados ascendía a 1.733 personas. En el caso del BREC, la cifra alcanza los 4.742 encuestados. El aumento del tamaño muestral ayuda a ser más precisos en las estimaciones. Por ejemplo, el ISSP apunta a que el porcentaje de católicos en España es de un 63,5%. Sin embargo, de acuerdo con los márgenes de error, en realidad podemos afirmar con un 95% de probabilidad que el porcentaje real de católicos en la población estará entre el 60,9% y el 65,5%. Si esta misma estimación del 63,5% la hiciéramos con una muestra de 4.742, los intervalos de confianza se reducirían al 61,8%-64,6%.

La diferencia puede parecer insignificante, pero cuando este mismo ejercicio lo repetimos para subgrupos más pequeños, como por ejemplo el de las minorías religiosas, que apenas supera el 5% en las estadísticas, la mejora en la precisión no es nada desdeñable. Por la misma razón, si se quiere analizar por separado cualquiera de estos subgrupos (católicos, otros creyentes, no creyentes, etc.) cruzándolos con otras variables del cuestionario, la muestra con la que trabajamos es más pequeña y la precisión, mucho más vaga. Por todo ello, incrementar casi por tres el tamaño muestral del BREC en comparación con el ISSP puede ser la diferencia entre poder realizar algunos análisis o no. De poco nos valdrá estimar un porcentaje si los intervalos de confianza que lo acompañan son tan grandes que su valor máximo duplica al mínimo.

Por último, el cuestionario del ISSP sobre religión ha experimentado algunos cambios entre su primera y última edición. Sin embargo, buena parte de las preguntas relacionadas con las creencias y la religiosidad de los entrevistados siguen siendo las mismas que se recogieron en 1998. En este año el número de preguntas específicas sobre el tema religioso fueron 25, mientras que en 2018 ascendieron a 32. En el caso del BREC, en cambio, las preguntas centradas sobre cuestiones religiosas llegan a 40. Hay que advertir que en ambas encuestas muchas preguntas incluyen la opción de multirrespuesta, lo que implica que la cantidad de información sea en verdad mucho mayor que el propio número de preguntas.

En el cuestionario del BREC no solo se ha tratado de recoger más información en materia religiosa que el resto de encuestas disponibles, sino que se ha procurado abordar cuestiones menos ortodoxas. Si en el ISSP hay cierto sesgo en favor de las creencias tradicionales, en el nuevo barómetro se han incluido temas que conectan con nuevas realidades hasta ahora poco exploradas. El BREC ha mantenido las preguntas clásicas sobre religión con el fin de poder armonizar los resultados y hacerlos comparables, al mismo tiempo que ha introducido preguntas novedosas que tratan de captar otras formas de espiritualidad, más personales y menos institucionalizadas. El nuevo barómetro también introduce ítems para medir la percepción de la libertad religiosa en España, la opinión sobre el papel que debe desempeñar el Estado y las experiencias de discriminación por motivos religiosos.

ALGUNAS LIMITACIONES Y RETOS FUTUROS

Como se ha explicado, disponer de esta nueva fuente de datos supone un claro avance en el estudio de la religión y las creencias en España. Pero como ocurre con cualquier encuesta, el BREC no se libra de algunas limitaciones técnicas que debemos tener en cuenta. La mayoría de ellas, a decir verdad, no muy distintas a la que sufren el resto de estudios.

El nuevo barómetro se ha llevado a cabo mediante una encuesta online. Para que el estudio fuera representativo, la recogida de datos se diseñó de tal manera que la distribución fuera proporcional al tamaño de las CC.AA., y posteriormente se pudieran ponderar los datos por el sexo, la edad y el país de nacimiento. Las encuestas online ofrecen ventajas frente a otros tipos de encuestas, como un menor coste económico, la rapidez de respuesta y la flexibilidad en el diseño del cuestionario. Pero también plantean ciertas limitaciones, entre otras, relacionadas con la cobertura de la muestra (D’Ancona, 2025).

Las encuestas online se nutren de bases de datos de personas que voluntariamente aceptan participar en distintos estudios a través de internet. Como uno puede imaginar, mediante esta técnica es difícil llegar a determinados sectores de la población, lo que repercute en que algunos perfiles aparezcan infrarrepresentados en la muestra total, en concreto, aquellos más vulnerables a la brecha digital (personas muy mayores, nivel de estudios bajo, inmigrantes de determinadas procedencias, etc.). La ponderación de los datos ayuda a reajustar estos desequilibrios para que la composición de la muestra sea lo más parecida a la de la población. Pero es probable que las respuestas de los perfiles más difíciles de encontrar estén hechas por individuos que no sean del todo representativos del grupo en cuestión.

La anterior limitación afecta especialmente cuando uno pretende analizar grupos muy específicos. El BREC nos ofrece una imagen del conjunto de la sociedad española muy nítida, pero seguramente el retrato sea más impreciso si el foco lo ponemos en colectivos concretos, como por ejemplo, las minorías religiosas. En este caso la dificultad es aún mayor, puesto que no existe un censo que nos permita conocer cuál es la composición de la población en términos de confesión. Hasta ahora la gran mayoría de encuestas procedentes de organismos como el CIS apuntaban a que el porcentaje de minorías religiosas en España gira alrededor del 6%. Un estudio recientemente publicado propone una estimación alternativa de este colectivo y establece la cifra real en torno a un 12% (Muñoz Comet y Martínez Pastor, 2025). Los datos del BREC se encontrarían a mitad de camino ofreciendo un porcentaje para las minorías religiosas del 8%.

Parece evidente que el estudio estadístico de este colectivo no es nada fácil (Muñoz Comet, 2022). La cuantificación y descripción de las minorías religiosas en nuestro país continúa siendo uno de los retos metodológicos pendientes más importantes. Aunque el BREC no ha nacido para cubrir este vacío, esta nueva fuente de datos sí que permite conocer mejor cómo es la realidad que viven las personas que se identifican con confesiones minoritarias. Entre otra información, el barómetro arroja datos importantes sobre la percepción de discriminación, algo sin duda relevante desde la perspectiva de la protección de los derechos.

Pese a las limitaciones descritas, el BREC constituye en estos momentos la mejor herramienta estadística para conocer cómo es la sociedad española en términos religiosos, qué perfil tienen las personas que se identifican como creyentes, y qué papel desempeña la religiosidad en la vida de las personas. Ahora solo falta que investigadores, expertos y científicos sociales en esta materia le saquen el máximo provecho posible.

Muñoz Comet, Jacobo, "BREC, una nueva fuente para estudiar la religiosidad en España", Cuestiones de Pluralismo, Vol. 5, nº2 (segundo semestre de 2025). https://doi.org/10.58428/KYDL4021