ESE OBSTÁCULO LLAMADO COMISIÓN ISLÁMICA

La insoportable irrelevancia de la Comisión no Islámica

/ Comisión no Islámica en Extremadura: 25 años dialogando para conseguir un cementerio para musulmanes sin éxito. 25 años llorando por los pasillos

/ Es más fácil enterrar a una mascota que enterrar a un ser humano según su rito religioso.  La región dispone de tres servicios funerarios para mascotas. Ninguno para ciudadanos musulmanes

El representante de la Comisión no Islámica en Extremadura se lamenta de que lleva 25 años “dialogando” para conseguir un espacio para enterramiento de ciudadanos musulmanes que no llega, reafirmando que seguirá por esa misma vía, tal vez otros 25 años o más.

Esta es la mentalidad de algunos integrantes de una organización que vive únicamente para conseguir dinero de la administración, ya sea desde el propio Estado o desde ciudades generosas en el dispendio público como es Ceuta. Se trata de un pensamiento enraizado en la servidumbre y en la obediencia hacia quienes ostentan el poder de decidir. Una sumisión que se antoja contraria al derecho que asiste a cualquier ciudadano libre.

Lejos de cumplir con su deber, el desasistido de ánimo, Adel Najjar, que no es otro que acudir a la vía judicial, hace aún más nítido el perfil deforme de la organización a la que dice representar. Causa vergüenza ajena escuchar el lloriqueo del delegado territorial de la Comisión no Islámica quejándose del nulo caso que le hacen.  25 años donde los ciudadanos musulmanes no tiene donde caerse muertos en las vastas tierras extremeñas, ni con ataúd ni sin él.

24.000 ciudadanos musulmanes que se ven obligados a soportar  a un delegado que es incapaz de defender sus derechos con firmeza y responsabilidad. Un individuo que hace de la tibieza su modus operandi y de su lamento un grito a su propia insolencia. Dos décadas y media llorando por los pasillos y llevando consigo una imagen de Islam que daña los cimientos de una religión sana y equilibrada en todos sus aspectos.  Los ciudadanos musulmanes que viven en Extremadura tienen derecho  a ser enterrados  en la tierra donde viven conforme a sus creencias, cumpliendo el rito funerario islámico. 

La línea que marca la inoperancia de la Comisión no Islámica es tan vasta como la del propio horizonte. Es hora de que los ciudadanos musulmanes reclamen su tributo hacia tanta desatención y desatino en la gestión de sus asuntos.

La queja inútil de Najjar

La Comisión Islámica en Extremadura, convertida en un muro de contención que frena más que impulsa, con un delegado territorial, Adel Najjr, lleva un cuarto de siglo perfeccionando un arte: la queja inútil. Publica lamentos, escribe comunicados, hace declaraciones compungidas,... que evidencian un aparato que parece existir únicamente para llorar y pedir paciencia, pero nunca en mover un dedo que realmente comprometa a su organización o ponga en evidencia la tremenda dejación de funciones que arrastra.

Najjar hace más visible su incoherencia y  desfachatez al  decir que la negativa de los ayuntamientos  está impidiendo un derecho reconocido por ley, que vulnera el derecho fundamental a la libertad religiosa, y que “se sigue cerrando los ojos ante el sufrimiento de las familias musulmanas que se ven obligadas a trasladar sus fallecidos a otras provincias lejanas o repatriarles a sus países de origen”. Palabras, nada más. ¿Dónde dejó Najjar su conciencia de ciudadano libre? ¿Por qué no actúa acudiendo a la vía judicial?  No lo hace porque tanto él como los que le secundan viven impertérritos ante la situación de pesar de los ciudadanos que dicen representar, o lo que es lo mismo, que les importan poco y nada. Para ellos lo importante es que las subvenciones se mantengan y el dinero siga fluyendo. Cualquier acción que amenace  su estatus es descartada con virulencia por sus mentes serviles.

Es inconcebible que un fantasma como es la Comisión no Islámica, que dice representar a los musulmanes, pero que no ha conseguido ni una sola sepultura en 25 años, continúe. No es una representación: es un freno absoluto. Un peso muerto. Un obstáculo que impide avanzar y que no tiene en su historial ni un solo acto de valentía, ni una sola acción contundente, ni una sola demanda judicial.

Hablar de incompetencia es poco: se trata de una actitud resignada, temerosa, burocrática y servil, que prefiere “dialogar infinitamente” antes que asumir el coste personal e institucional de hacer lo que se debe hacer: exigir derechos por vía judicial y administrativa con contundencia.

No pelee usted míster Najjr, no sea que presentarse en el juzgado le prive de las jugosas subvenciones de las que vive la Comisión no Islámica  y los gruesos sueldos que les pagan todos los meses, no vaya a ser que enfaden a alguien y les quiten de en medio por rebeldes e ingratos. En su lugar, siga diciendo a los suyos que hace todo lo posible por mejorar la situación y que los malos de la película son otros, la administración que no les quiere dar un espacio donde enterrarse.

Mientras que en Algeciras y Cartagena se han ganado sentencias a través de los tribunales, presión y firmeza, en Extremadura la CnI ha preferido no molestar a nadie. No incomodar. No desafiar. No mover un dedo que pueda poner en riesgo subvenciones, equilibrios internos o la comodidad del sillón.

¿A qué esperan? ¿A que pasen otros 25 años más?

El famoso convenio de 2019, anunciado con bombo y platillo, es hoy un cadáver administrativo. Ni parcela, ni funerales islámicos sin féretro, ni nada. Puro humo institucional que la CnI aceptó encantada, quizá pensando que bastaba una firma para simular trabajo. Un documento mojado como las lágrimas con las que llevan un cuarto de siglo justificando su inmovilidad.

Acumulan 25 años de nada: sin ninguna acción judicial, ninguna exigencia seria, ningún avance tangible y útil a las necesidades de la comunidad y la sociedad, como tampoco ninguna tumba para un solo musulmán en Extremadura.

Por contra, no repara esfuerzos en toda una galería de fotos, comunicados, reuniones vacías y la cantinela eterna de “estamos dialogando”. Mientras Najjar se empecine en su diálogo eterno con quien no escucha ni quiere cumplir la ley, los cuerpos de los difuntos continuarán obligados a mendigar un puñado de tierra a cientos de kilómetros para poder ser enterrados dignamente. Este es el verdadero resultado de una Comisión no Islámica incompetente y absolutamente ineficaz.

Y mientras el tiempo pasa, se acumulan las peticiones ignoradas en Badajoz, Talayuela, Plasencia… en tanto la CnI continúa fiándolo todo en las voluntades, como si 25 años de fracaso no fuesen motivo suficiente para llamar a las puertas de los tribunales.

Si en un cuarto de siglo no han conseguido nada, ¿qué sentido tiene que sigan ahí? ¿Para qué seguir perpetuando una representación que no representa nada? ¿Para qué insistir en una estrategia que solo ha producido frustración, falta de derechos y un desprecio institucional que resulta insultante?

Los musulmanes de Extremadura no necesitan un representante que se lamente, que ofrezca paños calientes ni justifique la inacción con excusas. Necesitan firmeza, valentía y resultados.
Basta ya de lamentos y echar la pelota fuera diciendo que son otros los que no  quieren asignar parcelas en los cementerios municipales donde enterrase conforme a las creencias de los difuntos,  sino de alguien que entienda que la dignidad no se suplica, se defiende.

Mientras la Comisión no Islámica dialoga, se resigna, se acomoda y se victimiza, son los difuntos —y sus familias— quienes siguen pagando el precio de una inacción absolutamente intolerable. Y cuando uno no puede siquiera ser enterrado dignamente en la tierra donde vivió, no nos encontramos ante un problema administrativo sino ante la prueba más contundente del fracaso moral, político y humano de la Comisión no Islámica. 

Si tras 25 años no ha sido capaz de conseguirlo, váyase y no perjudique más a los musulmanes de Extremadura. Ha demostrado sobradamente su inutilidad para gestionar los derechos de la comunidad. No siga haciendo llamamientos para que otros hagan su trabajo, y esperen sentados. Mientras, sus difuntos pedirán cuentas. También los vivos. Es usted producto  de una camada  insoportable que abrió profunda herida en la conciencia y en la vida de los ciudadanos musulmanes de España.  Eso y mucho más es la Comisión no Islámica.